Amor sano I

I. Todo crece en el lugar adecuado 🌱

En los últimos meses aprovechando el encierro, me encargué de trabajar intensamente en revisar y derribar castillos de creencias relacionadas a un tema que por los últimos cuatro años me había causado ansiedad, dolor y angustia. El amor, particularmente el de pareja, me daba miedo y cada experiencia solo sumaba frustración. Entonces decidí revisar que estaba pasando conmigo, ¿Qué era lo que estaba haciendo? y ¿Cómo lo estaba haciendo? ¡¿y saben?! ¡Ha sido una introspección tan gratificante! Porque tras botar viejas paredes, descubrí un paisaje tan hermoso; tanto que se me hace difícil describirlo, porque me sigue deslumbrando... el amor sano hace que me cueste respirar y llena mis ojos de lágrimas por lo mucho que me conmueve.

Quisiera tener las habilidades adecuadas en redacción para expresarles mi sentir, y aunque dudo lograrlo, haré mi mejor esfuerzo para compartir lo que ha traído una tranquilidad indescriptible a mi interior.

Para mi las emociones siempre han sido primordiales, conecto con ellas con facilidad y las entiendo; pero mi relación con el amor de pareja no ha sido la mejor en tiempos pasados. Por un tiempo la llamé “el pantano” porque sentía que era un terreno sobre el que no podía caminar sin salir llena de lodo apestoso y todo se sentía desordenado; era tanto trabajo intentar avanzar en ese lugar, que no sabía por donde empezar a limpiarlo, hasta que este año, luego de haber terminado la universidad ¡Por fín tuve tiempo para dedicar mis energías y atención a ese tema que ya no podía seguir teniendo en esas condiciones!

El amor ha sido una musa para las artes desde mucho tiempo atrás, pero dentro de esta corriente existe el amor romántico que plantea una idealización del dolor y del sufrimiento como parte inseparable de las relaciones de pareja; esta creencia ha hecho mucho daño por generaciones, haciendo enlaces mentales entre amor y sufrimiento dentro de las psique de las personas… la idea que el amor cuesta, duele o se sufre es algo que para muchos parece aceptable (incluyéndome en el pasado).

Mientras busqué respuestas en la psicología y la racionalidad encontré luz de mano de unos autores que les voy a recomendar al final de este texto en la parte 2. Con ellos aprendí que el amor tiene que fluir, se debería sentir como un abrazo cálido que te calma cuando estás angustiado, te hace sentir acompañado cuando la multitud te da soledad, te escucha con atención y te mira con admiración, observa el efecto de sus acciones en tu vida y si causan sufrimiento, lo valora y evita provocarlo, porque te respeta.


Ahora pienso en el amor de pareja y ya no siento una piedra en el estómago, no siento la adrenalina de estar en peligro y aunque sé que cuando tenga una pareja van a existir momentos de trabajo, sé que no los voy a hacer sola, y eso me alienta. Me motiva a no conformarme y no quedarme con menos, porque el amor donde es sano, no duele.

Previous
Previous

Amor sano II

Next
Next

Pensar la vida en décadas